EL APRENDIZAJE Y LAS EMOCIONES (Msc. Gerardo Casas Fernández)
by Psicopedagogía Emocional on Friday
El
grado en que los trastornos emocionales puedan interferir la vida
mental no es nada nuevo para los profesores. Los alumnos que se sienten
ansiosos, enfurecidos o deprimidos no aprenden; la gente que se ve
atrapada en esos estados de ánimo no asimila la información de manera
eficaz ni la maneja bien.
La emociones desagradables
poderosas (ira, ansiedad, tensión o tristeza) desvían la atención hacia
sus propias ocupaciones interfiriendo el intento de concentración en
otra cosa. Cuando las emociones entorpecen la concentración lo que
ocurre es que se paraliza la capacidad mental cognitiva que los
científicos llaman “memoria activa”, la capacidad de retener en la mente
toda la información que atañe a la tarea que estamos realizando. La
memoria activa es una función ejecutiva por excelencia en la vida
mental, que hace posible todos los otros esfuerzos intelectuales, desde
pronunciar una frase hasta de desempeñar una compleja proposición
lógica.
La corteza prefrontal ejecuta la memoria activa y
el recuerdo es el punto en el que se unen las sensaciones y emociones.
Cuando el circuito límbico, que converge en la corteza prefrontal, se
encuentra sometido por la perturbación, queda afectada la eficacia de la
memoria activa: no podemos pensar correctamente.
Por otra
parte, consideramos el papel que ejerce la motivación positiva (el
ordenamiento de los sentimientos de entusiasmo, celo y confianza) en los
logros. Estudios realizados en atletas olímpicos, músicos de nivel
mundial y grandes maestros de ajedrez, demuestran que el rasgo que los
une es la capacidad de motivarse ellos mismos para llevar a cabo una
rutina de entrenamiento implacable.
Lo que
al parecer separa a quienes se encuentran en el nivel competitivo más
elevado de aquellos que poseen una capacidad aproximadamente igual es el
grado en el que, tras un inicio temprano puede perseguir durante años y
años una rutina de entrenamiento. Y esa obstinación depende de rasgos
emocionales. El entusiasmo y la persistencia ante los contratiempos por encima de los demás.
La
compensación añadida por el éxito que se obtiene gracias a la
motivación, aparte de las habilidades innatas, puede comprobarse en el
notable desempeño de los alumnos asiáticos en las escuelas
norteamericanos y en las profesiones. Un profundo estudio de las
evidencias sugiere que los niños norteamericanos de origen asiático
pueden tener una ventaja en su C.I. (Coeficiente Intelectual) de solo
dos o tres puntos con respecto a los blancos. Sin embargo, en el campo
de las profesiones de la abogacía y la medicina a la que se dedican
tantos norteamericanos de origen asiático, como grupo se comportan como
si tuviese un C.I. más elevado.
La razón parece estar
desde los primeros años de la escuela, los niños asiáticos trabajan más
arduamente que los blancos. Se descubrió, luego de un estudio de más de
10.000 alumnos de secundaria, que los norteamericanos de origen asiático
dedicaban un 40% de tiempo más que otros alumnos a las tareas
escolares:
“Entre los asiáticos la actitud es que si no se
desempeña bien lo que debe hacer es estudiar hasta altas horas de la
noche, y si aún así, no obtiene resultados, debe levantarse temprano
para estudiar. Creen que cualquiera puede desempeñarse bien en la
escuela si hace el esfuerzo adecuado” (Goleman, 105, 1998).
En
resumen, una férrea ética cultural con respecto al trabajo se traduce
en mayor motivación, celo y persistencia: una ventaja emocional.
Por
tanto, en la medida en que nuestras emociones entorpecen o favorecen
nuestra capacidad para pensar y planificar, llevar a cabo el
entrenamiento con respecto a una meta distante, resolver problemas y
conflictos; definen el límite de nuestra capacidad para utilizar
nuestras habilidades mentales innatas y así determinar nuestro desempeño
en la vida.
Y en la medida en que estamos motivados por
sentimientos de entusiasmo y placer con respecto a lo que hacemos – o
incluso por un grado óptimo de ansiedad – esos sentimientos conducen a
logros.
Es en este sentido que la Inteligencia Emocional,
como rectora en el manejo de la emociones, es una aptitud superior, una
capacidad que afecta profundamente a todas las otras habilidades,
facilitándolas o interfiriéndolas.
APRENDIZAJE Y FLUJO
El
psicólogo Milhaly Csikszenmihaly de la Universidad de Chicago, elaboró
una teoría de la experiencia optima basada en el concepto de flujo,
el estado en el cual las personas se hallan tan involucradas en la
actividad que nada más parece importarles: la experiencia, por sí mismo,
es tan placentera que las personas la realizarán incluso aunque tenga
una gran costo, por el puro motivo de hacerlo.
El
concepto de flujo ha sido útil para los psicólogos que estudian la
felicidad, la satisfacción vital y la motivación intrínseca; para los
sociólogos que ven en él lo opuesto a la anomia y a la alienación, para
los antropólogos que están interesados en el fenómeno de la
efervescencia colectiva y los rituales. Algunos han extendido las
implicaciones intentando comprender la evolución de la humanidad, otros
para clarificar la experiencia religiosa.
Pero
el flujo no es únicamente un tema académico, a sólo unos pocos años
después de su publicación, la teoría empezó a aplicarse a una gran
variedad de cuestiones prácticas. Siempre que el objetivo sea mejorar la
calidad de vida, la teoría del flujo puede señalar el camino. Ha
inspirado la creación de planes de estudio experimentales, la formación
de ejecutivos de negocios, el diseño de productos para el ocio y los
servicios. Todo eso ha ocurrido en el periodo de 20 años que han pasado
desde la aparición en las revistas académicas de los primeros artículos
acerca del flujo y parece que el impacto de la teoría va a ser aún mayor
en los próximos años.
Ser capaz de entrar en el así
llamado flujo es el punto óptimo de la Inteligencia Emocional, el flujo
representa talvez lo fundamental en preparar las emociones al servicio
del desempeño y el aprendizaje. En el flujo, las emociones no sólo están
contenidas y canalizadas, sino que son positivas, están estimuladas y
alineadas con la tarea inmediata. Quedar atrapado en el aburrimiento de
la depresión o en la agitación de la ansiedad significa quedar fuera del
flujo.
El sello del flujo es una sensación de deleite
espontáneo, incluso de embeleso. Debido a que el flujo provoca una
sensación agradable, es intrínsicamente gratificante. Es un estado en
que la gente queda profundamente absorta en los que está haciendo,
dedica una atención exclusiva a la tarea y su conciencia se funde con
sus actos. La atención queda tan concentrada que la persona sólo es
conciente de la estrecha gama de percepción relacionada con la tarea
inmediata y pierde la noción de tiempo y espacio.
El flujo
es un estado de olvido de sí mismo, lo apuesto a la cavilación y
preocupación. En lugar de quedar perdida en una nerviosa preocupación,
la persona que se encuentra en estado de flujo está tan absorta en la
tarea que tiene entre manos que pierde toda conciencia de sí mismo y
abandona la pequeñas preocupaciones – salud, las cuentas – incluso la
preocupación por hacer bien las cosas de la vida cotidiana.
Existen varias maneras de alcanzar el estado de flujo:
Q
Una: Concentrarse intencionalmente en una tarea a realizar. La
concentración elevada es la esencia del estado de flujo. Serenarse y
concentrarse lo suficiente para comenzar la tarea puede exigir un
esfuerzo considerable y este primer paso exige cierta disciplina.
Q
Otra: Cuando la persona encuentra una tarea para la que tiene
habilidades y se compromete en ella a un nivel que en cierto modo pone a
prueba su capacidad.
Q Y la gente parece
concentrarse mejor cuando las exigencias son un poco mayores de lo
habitual, y son capaces de dar más de los habitual. Si no se le exige
demasiado pronto se aburre. Si tiene que ocuparse de demasiadas cosas,
se vuelve ansiosa. El estado de flujo se produce en esa delicada zona
entre el aburrimiento y la ansiedad.
El placer espontáneo,
la gracia y la efectividad que caracteriza el estado de flujo son
incompatibles con los asaltos emocionales, en los que el ataque límbico
se apodera del resto del cerebro. En este estado incluso el trabajo
puede resultar refrescante y reparador en lugar agotador.
APRENDIZAJE Y FLUJO: UN NUEVO MODELO DE EDUCACIÓN
Debido
a que el estado del flujo surge en la zona en que una actividad desafía
a la persona a desarrollar el máximo de sus capacidades, a medida que
su habilidades aumentan, la entrada en el estado de flujo supone un
desafío elevado que se constituye en un prerrequisito del dominio de un
oficio, una profesión o un arte y también del aprendizaje. Los alumnos
que alcanzan el estado de flujo mientras estudian se desempeñan mejor,
al margen del potencial que indique sus habilidades.
En
estudios con estudiantes de secundaria – que habían alcanzado el
puntaje máximo en una prueba de habilidad matemática – estaban los de
bajo y alto rendimiento. No fue sorprendente que los de bajo rendimiento
pasaran sólo quince horas en casa y los de alto rendimiento veinte y
siete horas en el mismo periodo. Los de bajo rendimiento pasaban las
horas en actividades sociales: frecuentando sus amigos y su familia.
Cuando se analizan sus estado de ánimo, surgió una conclusión reveladora:
Tanto
los de alto como los de bajo rendimiento pasaban gran cantidad de
semanas aburridas con actividades como ver televisión, que no suponía
ningún desafío a sus habilidades. Pero la gran diferencia para los de
alto, el estudio les permitía acceder al estado de flujo durante 40% de
las horas dedicadas para ello. Pero los de bajo rendimiento sólo un 16%
de las horas; en la mayor parte de los casos provocaban ansiedad y las
exigencias superaban su capacidad. Los de bajo rendimiento encontraban
placer y estado de flujo en la socialización, no en el estudio.
En
resumen: los alumnos que alcanzaban el nivel de su potencial académico y
algo más, se ven atraídos al estudio con mayor frecuencia porque esto
los coloca en estado de flujo. Lamentablemente, al no lograr agudizar
sus habilidades que podrían llevarlos al estado de flujo, los de bajo
rendimiento pierden el deleite del estudio y al mismo tiempo corren
riesgo de limitar el nivel de las tareas intelectuales que les
resultarán agradables en el futuro.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL FLUIR EN LA CREATIVIDAD
La
creatividad supone la producción de novedad. El proceso de
descubrimiento que supone crear algo nuevo parece ser una de las
actividades más agradables a las que puede dedicarse un ser humano.
Csikszentmihalyi propone, luego del análisis de entrevistas, ciertas
características del fluir:
1- La claridad de metas
En
ciertas circunstancias, el proceso creativo comienza con la meta de
resolver un problema que alguien plantea a la persona o que es sugerido
por el estado en que se encuentra el campo. Además, cualquier cosa que
no funcione tan bien como podría hacerlo puede representar una meta
clara para el inventor.
2- Saber en que medida lo está haciendo bien
Los
juegos están para que podamos llevar la puntuación y saber lo bien que
lo estamos haciendo. La mayoría de los trabajos dan cierto tipo de
información acerca del rendimiento: el vendedor puede sumar sus ventas
diarias, el montador puede contar las piezas producidas. Si todo falla
el jefe puede decirte en que medidas lo esta haciendo bien.
Pero
el artista, el científico y el inventor se mueven en diferentes
derroteros. Por eso, la solución que las personas creativas desarrollan
es interiorizar los criterios de juicio del ámbito para darse a si
mismos información sobre el resultado de lo que están haciendo sin tener
que esperar a oír a los expertos.
3- Equilibrar dificultades y destrezas
La
dedicación a un problema creativo rara vez es fácil. De hecho, para que
sea agradable debe ser ardua, y por supuesto, lo es, casi por
definición. Nunca es fácil hacer cosas nuevas, aventurarse en los
desconocido. Cuando uno parte, las dificultades pueden parecer casi
insuperables. Las estrategias que desarrollan las personas creativas no
siempre tienen éxito. Asumen riesgos, y ¿qué es un riesgo sin un fracaso
ocasional? Cuando las dificultades son demasiado grandes para que la
persona las afronte, se empieza a insinuar una sensación de frustración
más que de gozo, al menos un lapso de tiempo.
4- Mezcla de actividad y conciencia
Cuando
las dificultades son proporcionales, el proceso creativo comienza a
bullir, y todas las demás inquietudes quedan temporalmente arrinconadas
ante la profunda entrega a esas actividad. Barny Cammoner, escritor,
describe la cualidad casi automática de la experiencia de fluir al
escribir, expresando la sensación de mezcla de actividad y conciencia
con la imagen de la tinta que fluye y el fluir de las ideas.
5- Evitar distracciones
Muchas
de la peculiaridades atribuidas a las personas creativas, en realidad
son maneras de proteger el enfoque de su concentración para poder
pederse en el proceso creativo. Las distracciones interrumpen el fluir, y
se puede tardar horas en recobrar la paz mental que se necesita para
continuar con el trabajo. Así, problemas serios de salud, familiares o
financieros, pueden llegar a ocupar la mente de una persona tan
persistente que la incapaciten para dedicar suficiente atención al
trabajo.
6- Olvido del yo, del tiempo y del entorno
Cuando
las distracciones se dejan a un lado, y las demás condiciones para que
se dé el fluir se cumplen, el proceso creativo adquiere todas las
dimensiones de fluir. Así lo describe el poeta Mark Strand:
(Csikszentmihalyi, creatividad, 297, 1998)
“Bueno te
encuentras a gusto en el trabajo, pierdes el sentido del tiempo, estás
completamente arrebatado, completamente atrapado en lo que estas
haciendo, y como sacudido por las posibilidades que ves en este
trabajo”
Howard Gardner, que desarrolló la
teoría de las inteligencias múltiples, considera el estado de flujo y
los estados positivos que lo caracterizan como parte de la forma más
saludable de enseñar a los jóvenes, motivarlos desde el interior más que
amenazándolos u ofreciéndoles una recompensa. Porque la persona aprende
de forma óptima cuando tiene algo que le interesa y obtiene placer de
ello.
Lo que se espera es que cuando los alumnos alcancen
el estado de flujo gracias al aprendizaje se sentirán estimulados a
aceptar desafíos en nuevas áreas. En un sentido más general, el modelo
del estado de flujo sugiere que idealmente alcanzan el dominio de una
habilidad o conjunto de conocimientos con naturalidad, mientras el
alumno es atraído a aspectos que los comprometen espontáneamente y que
en esencia son de su agrado y dado que es necesario forzar límites de la
propia capacidad para sostener el estado de flujo, esto se convierte en
un motivador esencial para hacer las cosas cada vez mejor.
En
síntesis, buscar el estado de flujo a través del aprendizaje es una
forma más humana, más natural y muy probablemente más eficaz de ordenar
las emociones al servicio de la educación.
BIBLIOGRAFIA
1- Cooper Robert K. La Inteligencia Emocional (Aplicada al liderazgo y las organizaciones). Editorial Norma. 1998. Bogotá, Colombia.
2- Csikszentmihalyi Mihay. Creatividad. (El Fluir y la Psicología del descubrimiento y la invención) Editorial Paidos, 2da. Edición. 1998. Barcelona, España.
3- Csikszentmihalyi Mihay. Fluir (Flow). Una psicología de la felicidad. Editorial Kairos S.A. Octava Edición. 2000. Barcelona, España.
4- Goleman Daniel La Inteligencia Emocional. Editorial Vergara. 1999. Buenos Aires, Argentina.