Autismo, emoción y genialidad
Alrededor
de cuatro de cada diez mil niños nacen con la incapacidad de responder
al afecto de sus padres. Hay tres aspectos del diagnóstico del autismo
que son especialmente valorados por los psicólogos y psiquiatras:a)
Presencia de anomalías en la interacción a través de gestos, de la
vista, etc. con los demás.b) Alteraciones en el uso del lenguaje que no
implican, necesariamente, el uso incorrecto del habla.c) Comportamientos
restringidos, que les hacen mostrar una preocupación obsesiva por algún
asunto, con los que son capaces de repetir acciones de forma muy
machacona.Se conocen muchos factores ambientales que aumentan el riesgo
de padecer autismo, bien es cierto que ninguno de ellos es suficiente
por si mismo para que se manifieste la patología. La mayor parte de
ellos está relacionado con la exposición del embrión o del feto a los
efectos nocivos de algunos virus como el de la rubéola, o a sustancias
químicas como el ácido valproico o el etanol. También se sabe que
algunas patologías como la fenilcetonuria y el síndrome del cromosoma X-frágil (trastornos
ambos que se expresan con bajos niveles de inteligencia) incrementan la
posibilidad de padecer autismo. En este último caso hay que tener en
cuenta que el 15% de los afectados con el síndrome del X-frágil sufre
autismo.Se han confirmado de manera inequívoca tres hallazgos
neuropatológicos en la mayoría de los niños autistas: un aumento del
peso cerebral, la disminución de las ramificaciones dendríticas
(responsables de las conexiones entre las neuronas) de la parte del
cerebro más relacionada con las emociones (la amígdala del sistema límbico) y un menor número de células de Purkinje del
cerebelo.Las implicaciones del cerebro emocional parecen evidentes. Sin
embargo, aunque hay niños autistas que poseen anomalías motoras, otros
son ágiles y no muestran déficit de la función motora, hechos que no
están de acuerdo con que el cerebelo (integrador de los movimientos
complejos) tenga que ver en el autismo.
Finalmente, es un hecho especialmente interesante que los autistas presentan una tendencia a poseer rasgos geniales,
esto es, a pesar de su deficiencia en la inteligencia, algunos poseen
unas capacidades cerebrales asombrosas. Así, se han dado casos de rasgos
geniales de autistas que podían decir la hora exacta sin mirar el reloj
y con una precisión de segundos, otro (que tenía una incapacidad para
realizar las sumas y restas más sencillas que a usted se le puedan
ocurrir) fue capaz de repetir correctamente una lista de 300 dígitos
después de haberla oído una sola vez y otro, un autista ciego que no
podía atarse los cordones de los zapatos, era tan hábil musicalmente
que, a los 13 años, llegó a tocar simultáneamente al piano una
canción con la mano derecha, otra con la izquierda y, mientras,
tarareaba una tercera tonada.