- El
autismo desarrolla conductas peculiares en lo que hace al área del
lenguaje. Siguiendo a algunos autores destacados, se describen las
diversas formas y las características del discurso autístico, resaltando
la necesidad del diagnóstico diferencial como herramienta que
posibilite plantear estrategias de intervención terapéutica y educativas
apropiadas.
El concepto de autismo, desde la
descripción realizada por Leo Kanner en 1943, ha ido evolucionando hasta
ser incluido en la clasificación de trastornos del desarrollo, TGD, en
el DSMIV, y de esta manera se crea una categoría para distanciarse de la
“esquizofrenia infantil” o “psicosis infantil”.El autismo es un
trastorno del desarrollo que presenta conductas muy peculiares en el
área de la comunicación, en el de las relaciones y en la flexibilidad
del pensamiento.Esta alteración de las conductas, o retraso en la
aparición de alguna de ellas, se evidencia antes de los 3 años.Los
trastornos de la comunicación forman parte del núcleo central del
autismo, y con ello las alteraciones en el lenguaje son muy
significativas. Podemos decir que el nivel de dominio del lenguaje oral
de los autistas es muy variable, puede darse tanto ausencia de lenguaje,
como un lenguaje sofisticado, trastornos como la ecolalia, o
incongruencias pragmáticas.Leo Kanner, al describir el cuadro de
autismo, señaló como una de sus características el mutismo o lenguaje
sin intención comunicativa. En la adquisición del lenguaje en el
autismo, según las investigaciones de varios autores (Riviére, Koegel y
Koegel, entre otros) se puede distinguir 3 niveles:• Niños autistas que
no desarrollan ningún tipo de lenguaje oral.• Niños que adquieren
lenguaje con retraso, tanto en la comprensión como en la expresión.•
Niños cuyo lenguaje presenta anomalías tales como ecolalia, trastornos
pragmáticos, alteraciones de la prosodia o del uso idiosincrásico de
determinadas palabras.Podemos decir entonces que lo que caracteriza el
lenguaje en el autista, lo que brinda su especificidad, son las
características generales que adquiere respecto al resto del desarrollo
cognitivo y social, y la disarmonía entre distintos componentes.Es
decir, el contraste entre forma y contenido y la especificidad de los
componentes fonológicos, semánticos, sintácticos y pragmáticos del
lenguaje oral, conforman el llamado “discurso autista”.Si comparamos en
estos niños el lenguaje con su desarrollo cognitivo, podemos decir que
las alteraciones en el lenguaje tienen una estrecha relación con el
nivel cognitivo alcanzado y dichas alteraciones tienden a disminuir
proporcionalmente a la gravedad del cuadro.Es frecuente encontrar en
niños autistas de entre 2 y 4 años una jerga a veces muy elaborada, en
lugar de lenguaje; en ocasiones puede parecer que el niño imitara el
lenguaje del adulto, pero está desprovisto de significado (contenido
semántico), asimismo puede intercalar alguna palabra o frase muy
sofisticada, pero que está fuera de contexto.Otra característica es la
ecolalia inmediata o retardada. La primera puede ser fisiológica durante
un cierto período, pero si perdura, puede dar lugar a una sospecha de
autismo.También es característica la ausencia de interlocutor durante
largos discursos que pueden acompañar los juegos infantiles. En estos
casos, aparece un discurso vacío de contenido, con una entonación
cuidada, pueden aparecer entremezclados anuncios televisivos y frases
hechas.Es frecuente en niños autistas la falta de gesticulación o
expresión facial al hablar.Un fenómeno lingüístico característico es el
uso del “tú” o el “él” para sustituir el “yo”, lo que podría
considerarse como una forma de ecolalia. Es posible que este fenómeno
esté derivado de la alteración en el aspecto cognitivo social, propio
del autismo.Además de la expresión, suele estar afectada la comprensión,
por lo cual es usual la sospecha de una sordera.Al categorizar los
trastornos del lenguaje en el niño autista, Rapin define síndromes de
déficit lingüístico que no difieren esencialmente de los descritos en el
niño no autista, para lo cual elabora una tabla, en la que enumera
dichos trastornos del lenguaje.
Trastornos del lenguaje en niños autistas
1)
Agnosia auditiva verbal:Fue descrita por Rapin en 1977. En estos niños
existe una incapacidad para decodificar el lenguaje recibido por vía
auditiva. En los niños autistas con este nivel de afectación no se
observan esfuerzos para comunicarse mediante medios no verbales como
dibujos o gestos, y esto plantea una diferencia con el niño puramente
disfásico. Estos niños utilizan al adulto como un objeto. Es típico que
tome la mano de su madre o sustituto, para dirigirla hacia el objeto
requerido, sin mediar una mirada u otra manifestación para comunicarse.
Los autistas con esta alteración lingüística son los más severamente
afectados, y generalmente el cuadro está acompañado de retraso mental
.2)
Síndrome fonológico-sintáctico:Se expresa por una pobreza semántica y
gramatical, acompañada de una vocalización deficiente, lo cual
condiciona un lenguaje poco inteligible, sobre todo para los adultos no
familiarizados con su forma de hablar. Si bien la comprensión está más o
menos alterada, el trastorno se manifiesta especialmente como un
déficit expresivo.
Es el trastorno específico del lenguaje más
habitual, tanto entre autistas como los que no lo son, y, a veces en
casos leves, suele confundirse con un retraso simple del lenguaje.
3)
Síndrome léxico-sintáctico:En estos casos, está afectada principalmente
la capacidad para evocar la palabra adecuada al concepto o a la idea.
Debido a que se añaden dificultades pragmáticas, es difícil establecer
los límites entre este trastorno y el síndrome semántico-pragmático o el
fonológico-sintáctico
4) Mutismo selectivo:Este trastorno se
presenta en niños que si bien tienen capacidad para hablar normalmente,
en determinadas situaciones tales como en el colegio o ante personas
desconocidas, no utilizan prácticamente ningún lenguaje. Algunos
aspectos de niños que presentan mutismo selectivo son similares a los
hallados en autistas de funcionamiento elevado o con Síndrome de
Asperger, por lo que se considera posible una relación entre estos
trastornos.
5) Trastornos de la prosodia:La prosodia se refiere a
los aspectos vinculados a la entonación y al ritmo que se aplica al
lenguaje. Es frecuente observar problemas de este tipo en niños autistas
de funcionamiento alto y en Síndrome de Asperger. Estos trastornos se
suman a otros problemas lingüísticos.En ocasiones, el tono de voz que
utiliza el niño puede producir una sensación de pedantería; en otros
casos, se expresa con una entonación excesivamente aguda, o con formas
de voz muy peculiar, como un lenguaje extravagante.La alteración
prosódica puede considerarse un criterio diagnóstico, al considerar las
disfunciones del lenguaje
.6) Síndrome semántico-pragmático:Es el
síndrome más estudiado en niños autistas, su importancia se debe a que
no se trata sólo de un déficit lingüístico sino que es una manifestación
lingüística del cuadro autista en su aspecto social o
comunicativo.Rapin y Allen describieron en 1983 el llamado síndrome
semántico-pragmático, pero más tarde, Bishop y Rosembloom (1987)
propusieron modificar la denominación por trastorno
semántico-pragmático, por considerar que más que un síndrome específico,
se trata de un problema muy ligado al autismo.Los aspectos pragmáticos
del lenguaje se sustentan en las habilidades lingüísticas, pero también
dependen de las habilidades cognitivo-sociales del individuo. Es por eso
que Bishop consideró la idea de que los trastornos específicos del
lenguaje y trastornos autísticos no son excluyentes. Los niños con
recursos comunicativos relativamente buenos, pero con falta de
habilidades sociales se aproximarían al Síndrome de Asperger; los niños
con relativamente buena relación social pero con mayor trastorno del
lenguaje estarían ubicados en el trastorno semántico-pragmático y por
último, los niños con alteración en los dos sentidos, social y
lingüístico, constituirían los autistas clásicos.Lo más interesante de
este modelo será reconocer que lo que predomina son las formas
intermedias, ubicadas en cualquier punto de este continuo.Algunos
estudios recientes de Gagnon (1997) indicarían que no se puede
establecer una clara diferenciación sintomática entre autistas de
funcionamiento alto y niños con diagnóstico de síndrome
semántico-pragmático.Los aspectos pragmáticos del lenguaje que pueden
estar alterados en los trastornos autistas, son:Turno de la palabra. En
una conversación debe haber una reciprocidad, una alternancia entre
quienes hablan, mientras uno habla el otro debe poder predecir cuándo va
a tener su turno para hablar, tanto por la estructura sintáctica de la
frase como por la entonación de su interlocutor.En niños con trastornos
específicos del lenguaje, estas cualidades interpretativas pueden estar
afectadas y condicionar así una conversación.Se ha observado que los
niños autistas tienen dificultad en pasar sucesivamente del rol de “el
que habla” a “el que escucha”, tienden a tener indefinidamente el rol de
hablador; también se ha observado en estos niños dificultad en utilizar
el contacto visual como clave para identificar su turno.Inicios de
conversación. Se debe considerar que para iniciar una conversación o
cambiar de tema en la misma, se requiere de habilidades
cognitivo-sociales, es decir, se trata de saber identificar en qué
momento la atención del interlocutor está dispuesta en actitud
receptiva. Es necesario utilizar claves no verbales que indiquen al
interlocutor un inicio de la conversación, estos indicadores pueden ser
un contacto ocular, una entonación significativa o un marcador
verbal.También es necesario que los inicios sean contextualmente
adecuados. Estas habilidades en los niños autistas están alteradas, es
decir que ellos tienen dificultad en los inicios y cambios de
conversación; dentro de esta alteración pragmática se puede incluir su
tendencia a reiterar la misma pregunta, independientemente de la
respuesta.Lenguaje figurado. El lenguaje figurado o formas lingüísticas
figuradas, que se utilizan en el lenguaje corriente, se refiere a:
metáforas, dobles sentidos, significados implícitos y formas de
cortesía. El niño autista presenta serias dificultades para comprender
un lenguaje figurado, con estas características, ya que para ello se
requiere una interpretación más allá de las palabras, es decir, una
interpretación no de lo que se dice, sino de lo que se quiere
decir.También en este caso están involucradas habilidades lingüísticas y
habilidades sociales.En los niños pequeños, la ausencia de lenguaje,
las alteraciones en la comprensión y expresión del mismo, puede llevar a
la confusión entre un caso de agnosia auditiva verbal y un caso de
autismo no verbal.En estos casos, la ausencia de lenguaje, las
dificultades en la comprensión traen como consecuencia alteraciones en
la atención y en sus vínculos sociales, aspectos que se observan tanto
en niños autistas no verbales como en el caso de otras alteraciones del
lenguaje.Para lograr un diagnóstico diferencial, será cuestión de
analizar, además de las conductas del lenguaje antes señaladas, otros
aspectos, como por ejemplo la actitud comunicativa que el niño
desarrolla con su interlocutor, o los intentos no verbales para
comunicarse y para compartir con el adulto una actitud o algo de
interés.También es importante tener en cuenta la expresión de la mirada,
el intento de averiguar la intención del otro, su expresión facial o la
expresión de sus emociones y deseos. El gesto protoimperativo, es
decir, el gesto de señalar algo para pedir algo, a veces presente en
niños autistas, siempre aparece en niños con disfasia; en cambio, el
gesto protodeclarativo tendiente a compartir con otro algo de interés o
emociones (por ej. “mirá”) está ausente en niños autistas.Sin lugar a
dudas, para realizar un diagnóstico diferencial que permita plantear una
estrategia de tratamiento adecuada será necesario observar al niño en
su evolución.El debate se ha planteado también entre lo que algunos
autores han denominado trastorno pragmático del lenguaje (descrito
anteriormente) y el caso de niños autistas. Ya que los elementos
lingüísticos son comunes a ambos, será necesario entonces observar la
presencia o ausencia de otros síntomas que sí definen al autismo, como
lo son las alteraciones en la conducta y en las relaciones sociales.Otro
aspecto a considerar en el diagnóstico diferencial es el juego
simbólico, que es fundamental en el desarrollo subjetivo. Pero lo tanto,
en el autismo como en casos de disfasia o en niños con desarrollo
cognitivo pobre, se señala su ausencia o empobrecimiento.En el autismo
habitualmente el juego simbólico es reemplazado por conductas
repetitivas o manipulaciones funcionales.En la disfasia receptiva, donde
el trastorno aparece en la comprensión, también aparecen alteraciones
en la conducta de relación ya que el sujeto no comprende lo que se le
dice y tiene dificultad para hacerse entender; como consecuencia,
aparecen tendencia al aislamiento, falta de atención en relación al
lenguaje de los otros, hay déficit de atención, hiperactividad.Algunos
casos graves de disfasia están vinculados a un retraso mental.
Para
finalizarEste trabajo pretende considerar, en forma descriptiva, las
alteraciones del lenguaje en el autismo y otros trastornos del
desarrollo, desde la perspectiva de algunos autores, y subrayar la
importancia de un diagnóstico diferencial que permita plantear una
adecuada intervención educativa y/o terapéutica.Quizá pensar un
diagnóstico diferencial sea el aspecto más complejo, dado que lo que
predomina en la clínica son las formas intermedias, pero debemos tener
en cuenta que a la hora de realizar un diagnóstico será fundamental
observar la conducta del niño en su contexto y en su evolución.
Dora Samperio*
*
Dora Samperio es Psicóloga, integrante del equipo interdisciplinario de
una Escuela de Educación Especial.E-mail: edicionesgruni2@
sinectis.com.ar
Bibliografía consultada:- “El lenguaje en los
trastornos autistas”, de Joseph Artigas, Rev. de Neurología, 1999.-
Niños con trastornos pragmáticos del lenguaje y de la comunicación, Mac
Monfort y A. Juárez, 2004.- El tratamiento del autismo. Nuevas
perspectivas, Ángel Riviere.